Es probable que en el vestuario del club, durante una reunión o en el receso de una junta de negocios haya escuchado a alguien vanagloriarse de lo bien que la pasa con su pareja en la intimidad. Quizá sea una mujer la que comente en voz baja, pero audible para los entrometidos, que su marido siempre está dispuesto a emprender un encuentro erótico y que dicha enjundia podría calificarse incluso de excesiva.
Claro que es posible, aunque muchos terapeutas de pareja y especialistas en Sexología coinciden en señalar que cada vez es menos frecuente toparse con este panorama. Ello se debe a que la vida moderna nos exige cumplir una serie de condiciones para la existencia, tales como tener un trabajo seguro y brindarle a nuestra familia los máximos satisfactores posibles, aunque el costo, hay que decirlo, resulte elevado: el esfuerzo necesario para alcanzar estas metas debe realizarse durante la mayor parte del día y sólo ofrece como recompensa algunas horas para descansar, cenar, ayudar a los hijos en sus tareas, charlar con la pareja... e intentar que surja un encuentro erótico.
Muchas veces, ya que se ha vencido el malhumor provocado por el tránsito vehicular y luego de haber disfrutado de un pequeño descanso, debe coincidir el deseo de ambos miembros de la pareja, porque empatar los ánimos sexuales debe ser algo espontáneo y no parte de una agenda. Difícil apuesta porque, como dicen algunos ginecólogos, cada vez es más común que haga su aparición una frase que es el mejor anticonceptivo que se ha inventado: “Me duele la cabeza”.
La visión de un profesional
Para el Dr. Miguel Ángel Barreto Fernández, sexólogo clínico y psicoterapeuta de pareja, la satisfacción sexual implica más que el encuentro genital. Se trata, más bien, de sentirse bien con uno mismo y, a partir de ese punto, establecer vínculos con nuestro círculo social, en el que por supuesto se incluye a nuestra “media naranja”.
Aunque pareciera que no hay relación alguna entre una cosa y otra, “hay que tomar en cuenta que la manera en que se establecen vínculos o relaciones con otros individuos, más allá del nivel erótico, ayuda a que obtengamos el bienestar en todas las áreas en las que nos desenvolvemos. La parte sexual es importante, claro, pero no hay que dejar de lado la convivencia con los demás”, dice el entrevistado.
Muchos son los factores que participan directamente para que haya falta de consistencia en las relaciones sexuales. Son numerosos los estudios y encuestas que refieren que la incertidumbre laboral es la variable que afecta con mayor frecuencia a la sexualidad de la pareja, toda vez que la preocupación natural acerca de este tema impide que exista la relajación necesaria para que se pueda iniciar el acto amoroso.
Además, no hay que dejar de lado otro elemento importante: es muy común que la mayoría de las personas depositen las tensiones cotidianas y frustraciones en las personas más cercanas, de modo que nuestra pareja se puede convertir en el depósito de un sinnúmero de situaciones amargas que “dan al traste” con el deseo sexual.
Parecería que no hay solución, pero todo puede mejorar si la pareja se da tiempo para tomar conciencia y diagnosticar atinadamente el problema. Así lo establece el Dr. Barreto Fernández, quien puntualiza que muchas parejas se adelantan a los acontecimientos y hacen una tragedia de problemas que se pueden resolver de manera muy sencilla. Entonces, “la indicación es buscar la raíz del conflicto, ver qué es lo que esta generando ansiedad y determinar si está en nuestras manos la solución. Los problemas hay que resolverlos paso a paso”.
Algunas pistas
Mucha gente se autoengaña al pensar que para mejorar la relación marital basta con imitar los escenarios que percibe a través de la televisión, el cine o las revistas, cuando en realidad se debe acudir a la lógica y al buen juicio. Un consejo que puede ponerse en práctica fácilmente se basa en encontrar un tiempo para descansar y relajarse.
No se trata de aprender técnicas orientales puestas en boga por el artista del momento, no. La verdad es que bastaría con caminar por un parque durante 20 minutos, recostarse en el pasto para observar las estrellas o tomar una copa mientras dormita en un mullido sillón. No importa lo que haga, siempre y cuando pueda descansar y hacer algo que le sea verdaderamente placentero.
Algo más: recuerde que la actividad física, lejos de impedir las relaciones sexuales o de ocasionar fatiga, libera tensiones y predispone al organismo para recibir estímulos placenteros. Después de un momento de distensión, es posible que el deseo de tener un encuentro íntimo con la pareja surja naturalmente, sobre todo si ambos son amantes de algún deporte
Robarle estos minutos al día de ningún modo le impedirá acordar la solución de problemas domésticos o platicar acerca de sus preocupaciones o logros; no se trata de eso, sino de encontrar un espacio propio que le permita recuperar equilibrio y ecuanimidad.
Es verdad que existen problemas que inciden en la salud sexual. Esto le sucede “a un hombre o mujer que se preocupa por un conflicto económico, de trabajo o familiar que no podrá resolver ‘por decreto’ en un solo día o en los inmediatos. Entonces, ¿por qué no retomar la parte sexual o erótica con su pareja, darse ese espacio para disfrutar exclusivamente del momento e impedir que los ‘fantasmas’ invadan su esfera y nulifiquen el placer?”
“Sé que suena fácil y que en el momento de ponerlo en práctica cuesta trabajo, pero hay que tratar de separar lo que se puede resolver de lo que no tiene solución inmediata, y ver lo que uno mismo se quiere brindar en ese instante. Si quiero tener una noche de pasión y pasarla bien, entonces debo quitar mis conflictos, aunque no lo consiga al 100%, para darme permiso de disfrutar”.
En fin, que la base de todo se encuentra en el intercambio verbal porque, si no se expresan los sentimientos, frustraciones, alegrías, gustos y preferencias, el ser humano se vuelve presa fácil del aburrimiento y de lo que hoy se conoce como anorexia sexual.
Queda para la reflexión un comentario final del especialista: “Debemos tener en cuenta que el deseo en los hombres se activa con la vista y el tacto, los sentidos y las fantasías, mientras que en las mujeres se relaciona con la idolatría hacia la otra persona. Esto ocurre en la mayoría de los casos, por lo que en el momento en que el varón deja de ser el héroe de su pareja, cuando ella descubre que él no es el ‘príncipe azul’, sino un simple hombre de carne y hueso, en ese instante hay un conflicto. En otras palabras, se idealiza tanto al hombre que, cuando se deslava su imagen y se le ve ‘desnudo’, emocionalmente hablando, se le deja de admirar”.
FUENTE: http://www.saludymedicinas.com.mx/nota.asp?id=2340
Hola, amiga, ¿Puedes enviar a mi correo còmo hiciste para colocar el enlace donde se puede oir ARMONIAS CORALES en vivo? Gracias un millòn. Tenemos un cafecito pendiente.